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Javier Melendez - 22/06/2008
Médanos en movimiento
Por: Javier Meléndez Cardona
¡Qué decir del desierto!, en Samalayuca comenzó mi vida y cuando muero regreso a sus dunas abrasadoras para volver a nacer. El desierto es un lugar lleno de espiritualidad, no por nada Dios escogió una región como ésta para enviar a su hijo unigénito y salvar al mundo, aquí se nace sin nada, se vive sin nada y nada se valora tanto como un vaso de agua fresca y una palabra de aliento. Samalayuca es de piel dorada, tiene bellos ojos verdes y con su arena forma hermosas caderas que se mueven a ritmo de los vientos de febrero y marzo. Samalayuca es un refugio del norte chihuahuense de trescientas hectáreas de dunas, sus varios dorsos y siluetas de mujer en reposo levantan enormes olas de arena que alcanzan el cielo, llegar a este desierto es como llegar a la luna, pero más bonito. No se necesita traje de astronauta, ni los 20 millones de dólares que pagó Anousheh Ansari para viajar a la estratósfera en la cápsula rusa Soyuz TMA-8 desde la estepa rusa Kazajstánel. Para que el desierto de Samalayuca haga despegar tus sueños sólo es necesario llevar la convicción de encontrarse consigo mismo, no con seres extraños, pues al extraño lo has encontrado desde que llegaste. Es buscar agua, cactáceas, álamos y más signos de vida que te digan que estás vivo sin que necesariamente hayas muerto. Introducirse entre sus dunas es como adentrarse mar adentro, es ir a un encuentro con nada, es darse cuenta que los pies son útiles para no hundirse en el suelo movedizo, es sentir que el sol recoge aquí sus rayos más candentes para distribuirlos después por el planeta en pequeñas dosis, es darse cuenta que el viento es un motor de la naturaleza que con su sílice azota las caras para limpiarlas de las vergüenzas ajenas y la propia, pero sobretodo, adentrarse en este planeta de la nada, es encontrarse consigo mismo y con quienes se elige, aquí nadie estará que uno no quiera. Es como meterse al cuadro que cuelga sobre la pared de alguna casa u oficina, o sumergirse en las imágenes captadas por el lente de Adrián Caldera, es la posibilidad de encontrarse con el hijo de Dios predicando y escucharlo como su fiel apóstol. Y cuando cae la noche, las únicas siluetas que se verán son las que uno realiza con pincelazos de luna remojados en sotol y así te conviertes en el propietario del desierto y finalmente serás dueño de nada. Es la posibilidad de hablar sin ser escuchado con fingimientos y es estar solo sin estar rodeado de gente. Es amar sin perjudicar a nadie. El desierto es un refugio cómplice y es nada. samalayucatexas@yahoo.com.mx.com
Jorge Zanguitu - 11/03/2008
SOMOS NOVIOS__
"Somos novios
pues los dos sentimos
mutuo amor profundo
y con eso
ya ganamos
lo más grande de este mundo.
Nos amamos,
nos besamos
como novios,
nos deseamos
y hasta veces sin motivos,
sin razón, nos enojamos
Somos novios
Mantenemos un cariño
limpio y puro;
como todos
procuramos el momento
más oscuro.
Para hablarnos,
para darnos el más dulce
de los besos
recordar de que color son los cerezos
sin hacer más comentarios:
somos novios
Solo novios ,
siempre novios
somos novios".__
Armando Manzanero
Valoración Foto: Muy Buena
Orentino Aviñoa - 02/03/2008
Con lo de casual, a qué te refieres, a lo de novios o a lo de sesión :)))
Valoración Foto: Buena