La imagen captura una dramática composición escultórica barroca, en la que un arcángel con espada y escudo triunfa sobre un demonio caído. La escultura está situada en un elemento arquitectónico del edificio, lo que le otorga un carácter monumental. El juego de luces y sombras resalta la plasticidad de las figuras, su dinamismo y sus gestos expresivos. La atmósfera de la imagen es dramática, épica y cargada de simbolismo en la lucha entre el bien y el mal.
La imagen transmite una sensación de dramatismo y grandeza. Gracias al fuerte contraste entre luz y sombra y a la composición dinámica, el espectador es arrastrado al relato de la batalla entre el bien y el mal. La presentación en blanco y negro acentúa los detalles escultóricos y dota a la imagen de un carácter atemporal, casi cinematográfico. Se trata de una celebración visual del triunfo, la fe y el poder, dejando una impresión emocional profunda.