El 28 de diciembre la fiesta alcanza su punto culminante cuando a la salida del sol comienza la fiesta de els enfarinats. Esta singular manifestación festiva consiste en la representación de una hipotética toma de los poderes municipales por parte de un grupo integrado por 14 hombres, todos ellos vestidos con atuendos de los más estrafalario y con la cara embadurnada de harina, de ahí su nombre. Cada uno de ellos pasa a ejercer los cargos más relevantes: alcalde, juez, fiscal, secretario, alguacil, etc., cargos que desempeñan con rigor y muy buen humor. Por otro lado está el otro grupo protagonista de la fiesta, la oposición, cuyo rasgo común es una chistera negra adornada de estrellas de papel y que se enfrentan a los nuevos gobernantes con intención de arrebatarles el mando, desencadenándose una batalla campal en plena calle en la que se arrojan unos a otros toda clase de inmundicias, polvos de talco, y también los cohetes borratxos; cerca de mil docenas se queman en algo más de una hora