Aquí os traigo una imagen que tomé en Santa Pola hace unos días. Estaba tratando de hacer una foto bien enfocada de una gaviota en vuelo cuando me pasa por encima esta pobre criatura: lleva enganchado un artilugio de pesca con una potera de tres anzuelos que se ha quedado enredado en su pata derecha que, por su aspecto, ha empezado ya a atrofiarse. ¿Os podéis imaginar su sufrimiento?
Pues a pesar de ello no había perdido su majestuosidad, su elegancia y su belleza. Espero que pueda deshacerse pronto de este objeto terrible y vuelva, aunque sea coja, a disfrutar del viento y de las olas.