El Palacio de Cristal, como es evidente por mis fotos, es uno de mis rincones preferidos de Madrid.
Este asfixiante verano, el mejor momento para visitarlo era justo después de ponerse el sol, cuando empezaba a bajar la temperatura.
Sentado en sus escaleras, junto a los turistas, a los paseantes y a los niños que tratan de tocar a los patos y a los galápagos, me sentía realmente feliz.