Hubo un tiempo en el que por ella entraban en la ciudad quienes venían de Alcalá, de Guadalajara, de Zaragoza y Barcelona.
Yo he querido fotografiarla desde un ángulo distinto, pero, como dice la canción: “Mírala, mírala, mírala, mírala”, porque, efectivamente, es la Puerta de Alcalá.