Recuerdo que cuando aparecieron los primeros móviles la gente sonreía al ver a otro hablando por aquel aparato.
Molaba tanto tener un móvil que en Italia inventaron unos que sólo eran la carcasa, pero que permitían fardar simulando conversaciones; a voz en grito, eso sí.
Hoy, cuando miro a mi alrededor, la mitad de la gente va "conectada", colocada con la nueva droga que te permite hablar, mandar mensajes, hacer fotos, ver Internet...
La primera vez que vi un "teléfono móvil" estaba en la terraza de un bar de Zaragoza y un amigo, que era de una familia más que pudiente, sacó una especie de cajón de betunero, que debía pesar tres o cuatro kilos y que estaba coronado por un teléfono. Nos miró sonriente y llamó a alguien... y todos pensamos aquello de que "las ciencias adelantan que es una barbaridad"... ¡Que tiempos!