El arte de grabar el vidrio con ácido es muy antiguo y se solía hacer con ácido fluorídrico. Hoy, el peligro que encierra esta sustancia para la piel y los ojos ha llevado al empleo de bifluoruro de amonio.
Hasta aquí todo bien. El problema es que en Madrid se ha puesto de moda hacer pintadas en los cristales de las tiendas y de los portales empleando estos corrosivos, lo que deja el cristal marcado de por vida… Para pasar del arte al vandalismo sólo hace falta un idiota.