La paloma. El símbolo de la Paz, el Espíritu Santo… Durante milenios ha formado parte de la historia, la mitología y la teología humanas. Pero en las palomas hay un lado oscuro y peligroso que pocas veces se aborda.
Cada paloma produce al año 12 kg de excrementos, que deposita indiscriminadamente sobre vehículos, edificios, espacios públicos, monumentos. La composición química de estas heces ataca y deteriora la piedra caliza, el cemento y el hormigón. De hecho, junto con la contaminación atmosférica, la proliferación de palomas es hoy el mayor problema para el patrimonio histórico y monumental en toda Europa.