¿No te gustaría ser uno de esos pequeños insectos que van visitando cortésmente las flores, que van y vienen entre ellas sin saber cuál elegir, extasiados por tanta belleza?
Hay algo erótico en frotarse con los pétalos sedosos y luego perderse en la lujuria del polen, olvidando por un momento la colmena y las obligaciones.