Es probable que a la mayoría de vosotros esta foto no os diga nada, pero yo me he pasado muchos años entre enormes máquinas de obras públicas que valían millones, que pesaban toneladas y eran capaces de mover de sitio un cerro en pocos días. A uno se le queda grabado el olor del gasoil, de la grasa consistente de los engranajes, del humo de los mores y del polvo en el ambiente.