Los campesinos la llamaban «Supaypa Wasin Tusuq»: el danzante en la casa del diablo. Se atribuye a José María Arguedas la generalización del término «danzante de tijeras» por las tijeras que los danzantes llevan en la mano derecha y que las entrechocan mientras bailan. Según los sacerdotes de la colonia, su lado mágico obedece a un supuesto pacto con el diablo, debido a las sorprendentes pastas o pruebas que ejecutan en la danza. Estas pruebas se denominan Atipanacuy. El instrumento central de la danza son las tijeras elaborados de dos placas independientes de metal de aproximadamente 25cm de largo y que juntas tiene la forma de un par de Tijeras de punta roma. Actualmente las regiones de mayor difusión de esta danza son: Huancavelica, Ayacucho, Junín, Apurímac y Lima.
(wikipedia)