La orden de Calatrava pretendió sobre ella el señoría solariego, pero la villa se opuso siempre con largos pleitos, hasta conseguir de los reyes de Castilla privilegios que minoraron sus impuestos y cargas, que al cabo del tiempo acabaron por desaparecer a fuerza de desuso.
El episodio mejor documentado pertenece a las guerras carlistas: en la tarde del 28 de marzo de 1837, día de Pascua de Resurrección fue ocupada por la facción de Forcadell, y a poco el comandante general Pedro Chacón, con la columna de nacionales de Murcia y algunos carabineros, llegó a hostilizarla en las inmediaciones; pero tuvo que retirarse después de haber perdido tres nacionales, que quedaron prisioneros por su propio arrojo, y el carlista la evacuó también a la madrugada del día siguiente, habiendo hecho un reconocimiento domiciliario en busca de armas y uniformes y algunas exacciones de víveres y dinero.