A raíz de la riada de 1648 se decidió su traslado a sitio más idóneo para salvaguardarlo de las crecidas del río Segura. El nuevo conjunto de convento e iglesia fue construido por el monje jerónimo, fray Antonio de San José, perito en construcciones y llamado popularmente “el fraile de la Ñora” y siendo inaugurado por el obispo Tomás J. de Montes el 1 de febrero de 1738. Parece ser que el monasterio ya estaba finalizado años antes que la iglesia, inaugurada en la fecha anteriormente indicada. A partir de entonces los frailes reciben multitud de legados y donaciones que enriquecen económica y artísticamente el convento.
Los Jerónimos colonizaron gran parte de la Huerta de Murcia, especialmente la Urdienca.