El bosque del Garajonay funciona como una esponja gigante que capta y almacena el agua de la isla, esta gran esponja funciona de forma sencilla, pero asombrosa, cuando las nubes trepan por el monte infinidad de diminutas gotas se condensan en las hojas, al juntarse unas con otras forman gotas que terminan cayendo al suelo por su propio peso, la mayor parte de ellas se filtra en el suelo recarga los acuíferos y emana por nacientes para que podamos disponer de ella, agua de las nubes filtrada por el suelo y que nos regala la isla, todo un lujo para un lugar semiárido como Canarias.