Entre precipicios de piedra blanca rodeada de tierra roja por el óxido de hierro, se puede admirar un bosque que crece entre grietas y cañones de piedra. Un paisaje moldeado por la mano del hombre y la erosión y del que se han adueñado los arboles y la vegetación. Un lugar mágico y con encanto a muy poca distancia del poblado del Cerro del Hierro