Declarado Monumento Nacional en 1917, es considerado como una de las más bellas fortificaciones del medievo, y se le ha comparado poéticamente con un inmenso barco. Su aspecto actual responde a diferentes construcciones: la primera se debe a finales del siglo IX o principios del X, se reestructura a finales del XI, Don Juan Manuel lo restaura en el siglo XIV, y nuevamente es construido a mediados del siglo XV. Posteriormente fue usado como palacio, también sirvió de prisión y, en 1917, fue declarado Monumento nacional. Hecho con piedra de Campaspero, con la técnica arquitectónica del gótico germánico. La fortísima torre del homenaje (de planta rectangular y coronada por ocho torrecillas cilíndricas y cuya entrada debió ser a través de un puente levadizo) en su interior tiene dos plantas con bóveda de piedra; la inferior pudo hacer las veces de prisión. El castillo mide 210 metros de largo por 33 de anchura.