Su constructor Abú Yafar al Mugtadir le llamó Palacio de la Alegría. Aquí entró Alfonso I al conquistar Zaragoza el 18 de diciembre de 1118. Pedro IV impulsó la mayoría de las obras de la etapa cristiano-medieval. De aquí salió Fernando de Antequera, el del Compromiso de Caspe, para ser coronado rey en La Seo. Los Reyes Católicos estuvieron y trabajaron aquí. Felipe II mando hacer el foso y baluartes que rodean el palacio a modo de ciudadela. Aquí estuvo el tribunal de la Inquisición tras el asesinato de San Pedro Arbués. Aquí vivieron Carlos I, Carlos III, Felipe V y otros monarcas. De aquí sacó Palafox armas y municiones para luchar contra los franceses durante los Sitios.
Y aquí está la sede de las Cortes de Aragón desde 1987.
El castillo es ahora un lujo para Zaragoza con más de mil años de historia. La República lo hizo monumento nacional en 1931. La democracia ha hecho el milagro de su restauración porque la historia de la Aljaferia es una historia de ruinas permanentes y deseos de ponerla guapa.
Hay que ver la Sala de los pasos perdidos y el Salón del Trono. Tiene preciosos artesonados y galería para el mujerío que llaman "matrimonium".
El Castillo original fue la quinta de recreo de los monarcas islámicos de la taifa Saraqustí cuando vivían en La Zuda, cerca del mercado.
Alcazaba musulmana, alcázar cristiano, ahora templo de la palabra aragonesa.