La imagen captura un enredo de ramas secas y frágiles frente a una barandilla de metal. La planta ha crecido de manera descontrolada, transmitiendo una sensación de caos, mientras que la barandilla, con sus líneas ordenadas y regulares, representa un elemento contrastante de estructura y equilibrio. Toda la escena está matizada con tonos cálidos y oxidados en las ramas, en contraste con los colores más fríos y apagados del fondo.
La imagen es visual y simbólicamente poderosa: juega con el contraste entre el caos y el orden, la naturaleza y la estructura, la luz y la sombra. Su paleta de colores y texturas crean una atmósfera poética que evoca sentimientos de nostalgia y contemplación.