Viejas piedras, testimonio de glorias pasadas, nos saludan a la orilla del camino y nos recuerdan lo largo y complejo de nuestra historia, las vidas de tantos millones de personajes anónimos que, al margen de reyes y príncipes, de guerreros y cardenales, hicieron posible esta España rica y variada.
La historia la escriben los reyes pero la dicta el pueblo llano.