Siempre es buen momento para encontrar el amor, para darlo y recibirlo, para prometerlo y disfrutarlo, para sufrirlo y reconciliarse.
Siempre es buen momento para mirarle a lo ojos y decirle lo que hay en nuestro corazón; para hacerle comprender el lugar de privilegio que ocupa en nuestra vida; para agradecerle el estar ahí, sonriendo, perdonando nuestro errores, soslayando nuestros defectos, compartiendo nuestros anhelos.
Siempre es buen momento para el amor, aunque el suelo esté tapizado de hojas y los días, cortos y fríos, no sean ideales para sentarse en un banco o para pasear.