El emperador Adriano (118-138 d.C.), reconocido filohelénico, tomó Atenas bajo su protección y la embelleció, tratando de revitalizar su antiguo esplendor. Fruto de sus desvelos fueron el monumental arco levantado cerca del templo del Zeus Olímpico (que también se encargó de terminar), las murallas del ensanche de Nueva Atenas, el templo de Hera, la Stoa de Adriano y la gran Biblioteca entre otras obras.
La Biblioteca de Adriano se encuentra en el lado norte de la Acrópolis.
De forma casi cuadrada, el complejo se compone de un gran recinto amurallado, con entrada en el oeste. Las paredes en el norte, el sur y el este se hicieron en piedra caliza, mientras que el muro occidental se construyó con mármol. En éste lado también había una sola fila de columnas corintias delante de la pared, a ambos lados de la entrada principal. En el interior del complejo había un patio al aire libre y en el centro una piscina y un jardín rodeado de columnas de mármol. En el extremo oriental de la columnata había una serie de habitaciones que funcionaron como salas de lectura y donde se almacenaban libros, por lo que se conoció como "biblioteca".