Situada en la propia Piazza Santa Maria delle Grazie, una iglesia singular que comenzó a ser construída en pleno gótico, en 1492, y fue terminada por Bramante en pleno renacimiento.
Son dignos de visitar los claustros del edificio aunque, sin duda, la verdadera joya que guarda la iglesia es su refectorio conocido como el Cenacolo Vinciano, donde se encuentra el grandioso fresco de Leonardo da Vinci: La Última Cena, una de las obras maestras de la historia del arte.
Leonardo fue contratado en 1494 para trabajar en la iglesia y hacer un fresco en la pared norte del refectorio. Eligió La Última Cena para capturar el momento inmediatamente posterior al anuncio de Cristo de que uno de sus apóstoles le iba a traicionar.