"L'Orecchio di Dionisio" es una cueva artificial de caliza cavada en la colina de las Temenitas en la ciudad de Siracusa. Su nombre viene de su parecido con una oreja humana. Lo acuñó el pintor Caravaggio refiriéndose al rey Dionisio I de Siracusa, que en un tiempo -según el pintor- convirtió aquella cueva en una cárcel para disidentes porque su principal características es su acústica perfecta que permite escuchar conversaciones a distancia. Tiene 23 metros de altura y una profundidad de 65 metros.