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"No es la paciencia de la sangre la que llega a morir,
ni el sueño ni el mármol de Delfos, sino el polvo
que se calienta entre las uñas.
Qué importa morir, que se borren las paredes como un río seco;
que no quede una flor en la calle con su borde de luto en la frente,
ni el viento sobre las piedras podridas.
Qué haces allí, tronchado sin humedad,
con tu dicha sin aliento, con tu muerte tendida a los pies.
Con tu espuma llena de ceniza. Desdeñoso.
Ya vendrán los hombres con el ruido, con los gestos;
pero el odio seguirá intacto"...
Ricardo E. Molinari