(...)Un caballo que tiene una hoja del mar
en el cuerpo, una hiedra sensual
que hunde su serpiente en el oído(...)
(...)solitario, sin puente, orgulloso,
y sus huellas se quedan llamándolo.
Ya no vuelve, no vuelve,
ya pasea en un viejo jardín olvidado...
Orfila Bardesio