Llueve. Del sol glorioso
los rayos fulgurantes
refléjanse en el agua,
cual sobre níveo tul.
Topacios encendidos
y diáfanos brillantes
desfilan temblorosos,
rayando el cielo azul.
El oro de la tarde,
bañado por la lluvia,
inunda todo el éter
espléndido y triunfal;
sacude sobre el campo
su cabellera rubia
para empaparlo en gotas
de fúlgido cristal...
Manuel Jose Othon
"A Través de la Lluvia"