En el centro de la ciudad de Nueva York, en Manhattan, se encuentra una de las estaciones de trenes más interesante de los Estados Unidos. A esta estación le llaman Grand Central (Gran Central), algunos le agregan el calificativo Station (Estación) otros el más apropiado Terminal. Es un edificio grande, amplio, típico de la arquitectura clásica, o beaux arts, de los Estados Unidos a principios del siglo XX. Sus dimensiones son impresionantes, en el vestíbulo principal el techo interior se encuentra a unos 40 metros (125 pies) de altura. Cada una de las tres ventanas en este salón tiene 23 metros de altura. La fachada exterior, en la calle 42 y Park Avenue, es también muy majestuosa, dominando su cúspide una estatua de Mercurio acompañado de Hércules y Minerva que sólo se puede describir como clásica.
Esta joya arquitectónica estuvo muy cerca de desaparecer; no sería la primera que correría tal suerte en Nueva York. En la década de los 1960 se iba a demoler cuando un grupo de personas, al frente de los cuales se encontraba Jacqueline Kennedy Onasis, efectuaron una campaña para proteger la terminal. Años más tarde, en 1983, se logró que fuera inscrita en los Registros Nacionales de Lugares Históricos. Hace unos cuatro años se comenzó la restauración y ya en nuestro viaje de diciembre de este año (2003) tuvimos la oportunidad de visitarla. Según aquellos que la conocieron antes de que cayera en decadencia en las década de 1970, ha recuperado todo su esplendor y más. Sólo el techo interior del vestíbulo principal con su representación del Zodíaco celestial y las constelaciones es razón para visitar este edificio. Cuando nosotros fuimos tenían un show de láser, reflejado en este techo, acompañado de música clásica. Las escaleras de mármol también son muy bonitas y merecen una visita. Cuando esté allí no se asombre si el lugar le parece familiar, son muchas las escenas de películas que se han filmado en esta terminal.
CONTINUA EN LA FOTOGRAFIA DEL INTERIOR.