No se trata de un desnudo, es una escultura del australiano Sam Jinks, escultor hiperrealista.Cada una de ellas es una presencia poderosa con abundantes detalles físicos y, curiosamente, con una dimensiones inquietantes que alejan al artista de la tradición hiperrealista. Pero lo más impacta es la delicada textura de una piel casi transparente que deja ver las venas, los huesos..a técnica comienza con impresión 3D y se competa con silicona, fibra de vidrio, resina, carbonato de calcio y cabello humano.