LA LEYENDA DE LA ISLA DE SAN BORONDON
A lo largo de los tiempos se ha hablado en las Islas de la existencia de una octava isla, llamada de San Borondón en honor a San Brandano, monje irlandés que la encontró, según la leyenda, en uno de sus viajes por estos lugares del Atlántico.
Al parecer fue el ermitaño Barinthus quien le habló de una tierra maravillosa, lugar donde Dios permitía vivir a sus santos Delicias, y resaltó la abundancia de vegetación y de frutos, así como de otros productos como las piedras preciosas. Por allí vagaron maravillados hasta que un ángel se les apareció y les ordenó que embarcaran de nuevo.
San Brandano quedó fascinado por tal relato, así que sin perder tiempo propuso a San Maclovio y a catorce discípulos suyos iniciar un viaje en busca de ese paraíso.
Durante siete años de travesía, avistaron muchas islas, pero ninguna como la que descubrieron en un día de Pascua. Sucedió que los monjes llevaban navegando largo tiempo sin que divisasen tierra alguna. Oró entonces San Brandano al Señor para que le permitiera celebrar misa en tierra firme. Dios oyó sus plegarias y, milagrosamente, surgió del mar una isla. Allí desembarcaron, erigieron un altar y celebraron la Pascua. Cuando terminados los oficios, se dispusieron a comer, la tierra comenzó a temblar y a moverse, alejándose del barco. Rápidamente entonces los monjes embarcaron de nuevo y desde la nave observaron como la isla iba desapareciendo como una ballena.
Este es el relato que da pie a la leyenda de la existencia de una isla al oeste del Archipiélago que aparece y desaparece regularmente, de tal manera que, aún en nuestros días hay quien asegura haberla visto.