El organillo es probablemente el instrumento musical más típico del viejo Madrid. En realidad fue inventado a principios del siglo XIX en Inglaterra, y lo introdujo en la capital de España el fabricante de organillos Antonio Aprizzese, que grabó numerosos discos en los que interpretaba con sus organillos tanto “chotís” (baile típico madrileño) como pasodobles, temas de zarzuela y canciones populares.
El organillo tiene la virtud de que para hacerlo sonar sólo hay que girar una manivela, pero ciertamente hay que tener cierto arte para que el organillo suene correctamente.
Lo cierto es que los organilleros prácticamente han desaparecido y sólo en las calles del centro se puede encontrar uno de vez en cuando.