Cobijada por el espectacular y precioso acantilado del Risco de Famara, es una playa solitaria y tranquila. El zigzagueo del sendero en la pendiente que hay que bajar es bastante vertical y ofrece una visión espectacular de todo el Risco de Famara, lo que lo convierte en una experiencia única. Pasarás de los 600 metros sobre el nivel del mar, a cero. Todo es naturaleza, aquí la civilización no existe, sólo es posible acceder a ella por barco o bajando la vereda conocida como el Camino de los Gracioseros.
En este Camino las mujeres de La Graciosa llegaban en barco desde Caleta de Sebo (capital de la Octava Isla) hasta la zona de El Embarcadero para traer a Lanzarote cestas llenas de pescado. Llegadas a la costa de Lanzarote, estas mujeres fuertes y valientes cargaban las cestas en sus cabezas y subían por el Risco; una vez en la cima proseguían hasta llegar al pueblo de Haría. Aquí dejaban el pescado, y volvían a La Graciosa por el mismo camino – pero esta vez con sus cestas llenas de productos del campo.