Su construcción empezó en 1913 y la obra fue encomendada al arquitecto italiano Alfredo Colli y el maestro de obra Juan Suárez, terminándose en 1917, con un costo de millón y medio de pesos.
Resultó un capricho arquitectónico. En él hay influencias góticas, románicas, barrocas e italianizantes combinadas con el estilo mudéjar que estuvo en boga por la España de los siglos XII y XIII. Se supone que intervinieron en esta obra artesanos de diferentes nacionalidades y expertos para cada especialidad.
El tallista español Antonio Bárcenas hizo la puerta de salida al jardín; el cienfueguero Frank Palacios fundió en bronce la baranda de la escalera principal, y los escudos y los adornos del frente y todos los herrajes; el pintor cienfueguero Miguel Lamoglia decoró imitando madera tallada el despacho del dueño de la casa y pintó en cristales las bellas alegorías de la escalera de mármol de Carrara.
Todos los materiales fueron importados; mármoles de Carrara, alabastros también italianos, cerámicas venecianas y granadinas, herrajes y forjas españolas, mosaicos talaveranos y cristales europeos, menos la caoba, madera preciosa de nuestro país.
En los decorados interiores del edificio aparecen inscripciones que denotan la nacionalidad de los artesanos que participaron en su construcción, como ésta:"Lag ilegi ila log", frase del Corán que significa "Solamente Dios, es Dios".
El edificio es una mezcla de los más variados estilos, porque predominan los estilos particulares y no la unidad arquitectónica: cornisas que coronan la entrada de los salones y portadas, dominando los arcos de ojivas equilaterales y agudas.
Las paredes estucadas y pinturas finísimas. El pavimento formado por multicolores colecciones de mosaicos, elevados techos y salones amplios, deslizandose la ventilación y la luz a sus innumerables habitaciones.
Este edificio consta de dos plantas, una azotea con pérgolas y minaretes, a la que se llega a través de una escalera de caracol metálica, y un sótano donde se encontraban las habitaciones de la servidumbre.