Húsavík es una pequeña localidad en el norte de Islandia a las orillas de la bahía de Skjálfandi.
La población vive principalmente del turismo y de la pesca así como del comercio y la industria a pequeña escala.
El primer habitante del que se tiene constancia que permaneció en Húsavík fue el vikingo de origen sueco Gardar Svavarsson quien dio a la zona el nombre de Garðarshólmi. Hoy en día, un monumento en su honor recuerda aún este hecho.
Además del paisaje de la zona, Húsavík es conocida por su iglesia del siglo XIX, así como por encontrarse cerca de la región de Mývatn, que posee una importante fauna.