No descansas jamás… y alegre y puro,
murmurador y manso,
corriendo vas sobre tu cauce duro…
¡Yo también como tú corro y murmuro,
yo también como tú jamás descanso!
¡Yo camino al vaivén de mis dolores,
tú con ala de céfiro caminas,
tú feliz más que yo, por entre flores,
yo helado más que tú, por entre espinas!
Tú pasas como sombra por el suelo,
siempre en eterno viaje...
...¡Yo voy… ¿dónde? No sé… voy arrastrando
mi fe perdida y mi esperanza trunca,
sombra de un alma entre la luz temblando
y sin poder iluminarse nunca!
Tú cumples con pasar… Yo, si te imito,
no cumplo con vivir… por eso lloro,
y en el infierno de mi afán me agito
cuando ilumina con visiones de oro
las sombras de mi lecho, el infinito...
Salvador Diaz Miron