Para unos es la ruta que lleva al chocolate, para otros es el camino hacia las galletas de naranja… Los hay que encuentran allí latas de fuagrás o de sardinas. Incluso, los más salvajes, los desquiciados, tienen una cita con un bote de fabada a las tres de la madrugada.
Cada uno tienen sus motivaciones, pero lo cierto es que todos, como las ánimas, caminan –entre culpables y expectantes- hacia lo más intenso de la luz.