Todos los miércoles, cuando salgo de la bolera que hay en la estación de Chamartín, son más o menos la diez y media. Mientras cojo el coche y me despido de los colegas, miro por encima de la valla y veo pasar un tren, probablemente de cercanías. Esta vez lo he fotografiado para compartir con vosotros ese momento tan personal.