La mayoría de las figuras se reparten entre diferentes arboles, situados en distintos planos de profundidad. Así, Ibarrola, al cubrir de colores y de vida cientos de pinos, compuso un inmenso lienzo que cada visitante puede recomponer jugando con las perspectivas mientras camina. Nos encontramos ante la posibilidad de construir una obra personalizada por medio de las decisiones que tomamos en el interior del bosque, caminar por uno u otro sendero, mirar en diferentes direcciones... Existe, por lo tanto, un bosque diferente para cada uno de los que lo visitan.