INFORMACIÓN PARA LOS QUE NO SON ESPAÑOLES:
El churro es una masa hecha con harina, agua, azúcar y sal, que se introduce en una manga metálica. Apretando el émbolo de dicha manga, el churrero va lanzando sobre el aceite hirviente fragmentos de masa que pueden ser rectos o en forma de lazos alargados y del grosor de un dedo meñique.
En la zona de Andalucía y otros rincones de la España meridional, a los churros se los llama también “jeringos” o “tejeringos”, por la forma de jeringuilla que tiene la manga de la que sale la masa.
Una variante de esta especialidad es “la porra”, que se fabrica con un mayor grosor (unos 2 cm de diámetro), en forma de rosca, y luego se corta con tijeras en trozos de 15 a 20 centímetros. La masa de las porras lleva una pizca de bicarbonato sódico y algo más de harina. Se deposita sobre el aceite con una aparato llamado “combrera”, del que la masa cae en el centro de la sartén y el churrero la va moviendo con dos baquetas de madera para darle forma espiral en una sola pieza. Los dos palos de madera sirven luego al artesano para dar vuelta a la pieza de manera que se fría también por el otro lado.
Los churros y las porras suelen tomarse con el desayuno o la merienda, con café con leche o con chocolate. Lo correcto es consumirlos lo más calentitos y recientes que se pueda, mientras aún están crujientes.
Hay quien los moja en anís y quien los espolvorea con azúcar… Cada uno a su gusto. En los últimos años también se hacen rellenos de crema pastelera o chocolate, pero eso ya es menos tradicional y además es peligroso para la cintura.