En los años que llevo acudiendo a la protectora de animales en la que soy voluntario he tratado con cientos de perros de todos los tamaños y razas. Sólo me han mordido dos y en ambos casos ha sido accidentalmente, jugando.
Yo adoro a los perros porque son animales encantadores, amorosos y llevan milenios conviviendo con nosotros, pero eso no impide que, en determinadas circunstancias, puedan ser una amenaza.