De origen musulmán, un castillo fortaleza con el nombre de Muràbit (Miravet) uno de los últimos reductos del poder islámico en tierras del Principado pasó a convertirse en el siglo XII en posesión del Temple.
reconvirtiéndolo estos en fortaleza-monasterio por los templarios tras de su conquista en 1153.
La colaboración de los templarios en las conquistas de Lérida y Tortosa permitió a la orden continuar con su expansión. En 1151 las tropas cristianas bajo el control de Ramón Berenguer IV tomaron el castillo de Miravet, que la adoptaron como el centro neurálgico de sus posesiones en Cataluña. Desde Miravet salieron los mejores ejércitos del reino, tal y como registran los documentos de la época.
En 1307 el monarca Jaime II de Aragón dio la orden de prender a los caballeros templarios, que ya habían caído en desgracias para Roma. Algunas encomiendas cayeron fácilmente ante las tropas reales, en la fortaleza de Miravet. Capitaneados por Fray Ramón de Saguàrdia y Fray Berenguer de Sant Just, los templarios pelearon con pundonor hasta su caída un año después registrando el fin del Temple en la Corona de Aragón. La Orden de los Hospitalarios heredaría la encomienda.
El conjunto está considerado el mejor ejemplo de la arquitectura románica-militar de la Orden en todo Occidente.