Las nieblas son aliadas del bosque que compone el Parque Nacional de Garajonay. Aquí las nubes se derraman sobre las montañas como una cascada de humo blanco que alimenta a los árboles, que absorben como una esponja su humedad para mantenerse eternamente verdes. Y es esa niebla la que proporciona la magia y el misterio a este bosque único. No por nada Lorenzo Silva ambientó su libro La niebla y la doncella, que se adaptó al cine en 2017, en la isla de La Gomera.