Bien es cierto que soy un anti taurino declarado, pero no creo ser subjetivo cuando aseguro que los conjuntos estatuarios que rodean la entrada de la plaza de toros de Las Ventas (la monumental) son de un kitsch insufrible: uno de ellos, el que reproduzco aquí en parte, reúne todos los tópicos imaginables, los maletillas, el peligro de la cogida, las madres dolientes, todo en un solo bloque... Otro, presenta al torero con su montera en la mano, dando gracias al doctor Fleming. Para llorar, de verdad. Bronce para guiris, cultura de botijo y pandereta que no corresponde con la España moderna en la que yo vivo, en la que quiero vivir.