El otoño por encima del aire,
el otoño en las casas grises
y los tejados rotos, el otoño
haciendo crecer las lágrimas
de las niñas pobres, aumentando
los pañuelos negros de las viejas
mujeres. El otoño chillando
en la esperanza muerta
del adolescente inútil.
Crecerá sin pausa
como un huracán de amarillas
palomas que se revientan
en el infinito, en el azul.
Empezará el desgarrado mutismo
de las guitarras, se romperán
los sueños, se agrietarán
las luces.
Octubre extenderá
silencios agrios para envenenar
nuestras almas.
Seremos pájaros desnudos
sobre árboles desiertos,
y crecerán nuestras raíces
en la impotencia.
Pablo Méndez en Cadena perpetua. Antología, 1993-2001