DESTINO
(Josefina de la Torre)
Destino,
¿qué nombre es el tuyo,
cruel y despiadado,
que te enfrentas, altivo,
a la humanidad?
Destino,
que nos niegas el pan y la sal,
que desafías a nuestras vidas,
a nuestros horizontes,
al latido de nuestras venas.
Destino implacable,
inconmovible,
dura piedra
contra la que nos estrellamos,
pobres seres indefensos,
con las ilusiones
colgando de nuestras heridas?
Destino inhumano
que nos marcas ferozmente.
Toro asesino
que nos ensartas en tus astas
como peleles, indefensos.
¿Qué nombre es el tuyo,
granítico,
cimiento indestructible
que barres nuestros latidos,
nuestras arterias?
Ignoto destino;
a ti te son adjudicadas
todas las culpas,
todos los latigazos que recibimos
los esclavos de este mundo.
¡Ah, Destino enemigo,
rival indefendible,
adversario tenaz!
Te quisiera de frente,
cara a cara,
mis puños en tu pecho
de atleta presuntuoso
y golpearte
con mi eterna pregunta:
¿por qué?
¿Por qué esta herida
sangrante y desvelada,
vacía de respuesta?
¡Oh, Destino!
Y una y otra vez
lanzar mis puños
contra tu inexpugnable fortaleza,
hasta sentir tu sangre, ¡sangre mía!,
caliente fuego
de mi mortal miseria.