HIMNO AL SOL DE LOS INDIOS ZUNÍES
Muy temprano, por la mañana,
nos despertamos, nos despertamos,
cuando la madre Dios-Sol se levanta.
La saludamos con alegría.
Ella nos acoge con un rostro radiante.
Ella nos recibe con un cálido beso.
Tan dulcemente, tan dulcemente.
¡Escuchad, sólo escuchad!
¿De dónde vienen todos esos sonidos lejanos?
Ecos de allá donde la luz abunda, torrentes de cristal de suave murmullo estallando sin medida.
Son las semillas de oro del pensamiento,
los murmullos silenciosos, apenas percibidos,
que nos llenan de alegría y de gozo, los senderos por los que el alma se eleva.