Estrés (del inglés stress, ‘tensión’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.
Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una SOBRECARGA DE TENSIÓN que repercute en el organismo y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano.
Algunos ejemplos son los olvidos (problemas de memoria), alteraciones en el estado de ánimo, nerviosismo, falta de concentración, dolores de cabeza, espasmos esofágicos, mareos, dolores en el pecho, en la espalda, en el cuello, fatiga crónica, crisis de angustia e insomnio, entre otros síntomas.
El ESTRÉS CRÓNICO está relacionado con los trastornos de ANSIEDAD, que es una reacción normal frente a diversas situaciones de la vida, pero cuando se presenta en FORMA EXCESIVA o crónica constituye una enfermedad que PUEDE ALTERAR LA VIDA de las personas, siendo aconsejable en este caso consultar a un especialista.