FOTOGRAFÍA DEDICADA A ISABEL FORERO (ISABEL), DE FOTOSMUNDO.
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A través de anuncios, ofertas y promociones, a través de la publicidad se llegan a crear determinadas necesidades en el consumidor bajo la premisa de que lo material da la felicidad.
Es así como la compra compulsiva irrumpe en algunos momentos del año (rebajas, navidad,...) y favorece la adquisición de productos u objetos que, en muchos casos, apenas unos meses después acabarán en el fondo del armario o en el cubo de la basura.
A veces, el deseo de comprar se desencadena de manrea interior (proceso mental) y bajo un punto de vista consumista, lo que lleva a realizar compras innecesarias que de otra forma no se harían.
El problema es que los gastos no acaban con esas rebajas. Tras unos días de dispendios considerables llega otro periodo de compras, que se intentan aprovechar para comprar algún artículo rebajado (disculpa).
Los expertos aseguran que esta tendencia (circulo de compra) está también relacionada con la propia inseguridad del consumidor, en ocasiones dominado por el afán de convertirse en el más guapo o el mejor vestido, a la vez que se esfuerza por demostrar su poder adquisitivo o mantener su posición en el círculo de amigos.