El Palacio de Schönbrunn (bonita fuente), también conocido como el Versalles vienés, es uno de los principales edificios históricos y culturales de la capital de Austria.
María Teresa de Austria fue quien convertiría el palacio en residencia veraniega de los Habsburgo. Durante su gobierno se procede además a una ampliación importante del palacio. La mayor parte de la decoración interior tiene su origen en esta época y es una de las pocas muestras existentes del llamado rococó austríaco. Los interiores son un auténtico tesoro (frescos, pinturas, marquetería, lacados, estucos, espejos, tapices, mármoles y cristal). No se reparó en gastos. La más impresionante de las salas de recepción del palacio se llama la Galería Grande (43 m de longitud y 10 m de altura). Al margen del ceremonial cortesano, muchas habitaciones se utilizaban como vivienda, por ejemplo, en la redonda Sala China hay un pequeño montacargas para cenas íntimas y una escalera secreta que utilizaba María Teresa para verse con su amante, el canciller austriaco. También puede verse la Sala de los Espejos donde recibió la emperatriz a Mozart cuando éste contaba sólo 6 años de edad, así como la habitación de María Antonieta.
Las habitaciones de Francisco José están en otra parte del palacio. Este emperador administró los asuntos de estado durante 68 años. Sus gustos espartanos quedan patentes en el baño privado. Los gustos de su mujer Elisabeth (Sisi) eran mucho más lujosos, bañera de mármol, ducha y un gancho para proteger del agua sus largas trenzas. Enseguida se capta que llevaban vidas separadas y solitarias.
El color amarillo tan característico de la fachada es del s. XIX y hasta el siglo XX constituiría una de las "marcas" de la monarquía habsburga, pues todos los edificios oficiales estaban pintados con el mismo color.