Este palacio barroco del siglo XVIII es la residencia oficial del Rey de España. Aunque ni el Rey ni la Familia Real habitan en el, sigue siendo utilizado para celebrar las ceremonias de Estado.
Felipe V mandó construir este palacio para sustituir al Viejo Alcázar de Madrid, destruido por un incendio en 1724. Las obras comenzaron en 1737 y se concluyeron durante el reinado de Fernando VI. Sin embargo, fue Carlos III el que se ocupó de rematar el edificio.
Sus arquitectos fueron los italianos Juvara y Sachetti y fue construido con piedra blanca de la localidad madrileña de Colmenar y con piedra berroqueña gris de la sierra de Guadarrama. Además, se utilizaron ricos materiales para su decoración y ornato: mármoles españoles, estucos dorados, madera de caoba en puertas y ventanas y notables pinturas de todo tipo, destacando sus importantes frescos.
Su arquitectura, de imitación francesa posee proporciones italianas. Es de una gran majestuosidad y belleza, resaltada por los jardines que lo rodean: los de Sabatini al norte y el Campo del Moro al sur.